Espadachinas

En la literatura fantástica de nuestros días Robert Erwin Howard ocupa un lugar preferente. Considerado el creador del género denominado fantasía heroica, escribió unas trescientas obras de ficción (prácticamente relatos, buena parte de ellos incompletos), ensayos cortos, bastantes cartas y cerca de cuatrocientos poemas excelentes. Su ficción de contenidos fantásticos no sólo pertenece al género antes indicado (aparecido, en su mayoría, en la mítica revista Weird Tales), sino a los de ciencia-ficción y terror, mostrándose con frecuencia deudor de la estética creada por H. P. Lovecraft. El resto de su narrativa se reparte entre los géneros del Oeste, de boxeo, policíaco, de «relatos picantes», de piratas e histórico, siendo los relatos de este último genero similares, por la fuerza de sus descripciones y de sus personajes, a los de fantasía heroica. Howard supo recoger parte de los elementos psicológicos y de los decorados presentes en la novela histórica (Scott) y la «novela gótica» (Walpole, Lewis, Shelley), como nos revelan no sólo los talantes melancólicos y pesimistas de sus personajes sino la atmósfera de muerte, confusión y destrucción en que éstos se mueven, prueba de la caducidad de las cosas terrenales. Dichas características, inequívocas en el primero de los relatos de fantasía heroica que escribió, precisamente el que creó escuela, «El Reino de las Sombras», son una constante del género al que pertenecen.

En la presente edición que Francisco Arellano ha preparado sobre las espadachinas de Robert E. Howard descubriremos a Agnès de Chastillon, Sonya «la Roja» de Rogatino y Helen Tavrel, protagonistas de algunos de los relatos más impactantes, mejor escritos y que han tenido mayores influencias de toda la obra del autor. A las de estas tres valerosas hembras tendríamos que añadir las andanzas de Valeria y Bêlit, no recogidas aquí por temas editoriales.